Todos
sabemos que el baile es algo innato en los niños. Desde bebés, se mueven de
forma natural para expresar un sentimiento, pero cuando este movimiento se
vuelve conscientemente estructurado y se realiza con conciencia de sí mismo, se
convierte en baile.
La danza
es un método natural para el aprendizaje, una forma básica de expresión cultural,
es lo que podemos definir como un idioma universal. Desde hace años, la música
y el movimiento han ido de la mano, y por eso la danza juega un papel fundamental
en la educación musical de los niños y niñas. Un estudio realizado por el
Colegio de Medicina Albert Einstein de Nueva york, revela que el baile
disminuye el riesgo de demencia senil más que cualquier otra actividad física. Bailar
en grupo o en parejas estrecha los lazos sociales, y aprender pasos mejora la
capacidad intelectual.
La danza
como vehículo expresivo y creativo en el aula, en cualquier nivel educativo,
permite al niño descubrir varias cosas sobre sí mismo: su cuerpo, su mente, su
pensamiento, su imaginación, sus emociones, sus ideas… Y además, no es
necesario ningún conocimiento musical previo para danzar ni ningún instrumento
musical, solo el propio cuerpo.
Presenta
grandes beneficios:
- Conocer y practicar bailes y danzas colectivas de
diferentes países.
- Participación de forma natural, desinhibida,
activa y consciente en los bailes y danzas.
- Valora las diversas danzas y bailes como medio de comunicación
y expresión como parte del patrimonio cultural y acercamiento entre los
pueblos.
- Potencia la cooperación y el trabajo en equipo.
- Impulsa la imaginación y la creatividad.
Me parece
un recurso muy bueno para que nuestros alumnos y alumnas se relacionen con los
demás y para que se expresen. Además, podemos dar a conocer las diferentes
culturas y tradiciones que hay, inculcando valores de respeto para la identidad
de cada país.
Esther Fraile
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